La intuición puede ser impulsada a la actividad de muy diversas maneras, y una de las más útiles y poderosas es el estudio y la interpretación de los símbolos.
Los símbolos constituyen la forma externa y visible de las realidades espirituales internas; cuando se ha obtenido la facilidad de descubrir la realidad que se halla en cualquier forma específica, significa el despertar de la intuición. A través de los que pertenecen al primer rayo, denominado el «Rayo destructor», fluye el poder del primer aspecto, el poder de dar fin. Tenderán a destruir a medida que construyen debido a la errónea orientación de la energía, al exceso de energía hacia una dirección determinada, o a la mala aplicación de la energía cuando trabajan en ellos mismos o con otros. Muchas personas de primer rayo se enorgullecen de esto y se escudan tras la excusa de que por pertenecer al primer rayo poseen inevitablemente la tendencia a destruir. Esto no es verdad. Los constructores todas las personas que pertenecen al segundo rayo deben aprender a destruir cuando son impulsados por el amor grupal y actúan bajo la influencia de la Voluntad o el aspecto de primer rayo. Los destructores deben aprender a construir, actuando siempre bajo el impulso del amor grupal y utilizando el poder afectivo en forma desapegada. Ambos grupos, constructores y destructores, deben constantemente trabajar desde el punto de vista de la realidad y del núcleo interno de la verdad y «permanecer siempre en el centro».
El estudio de los símbolos ayuda a lograrlo y, cuando se rea¬liza con fe y constancia, efectúa tres cosas:
1. Desarrolla el poder de penetrar detrás de la forma y lle¬gar a la realidad subjetiva.
2. Produce una estrecha integración entre alma mente cerebro; una vez lograda, se obtiene más rápidamente la intuición y, por lo tanto, la iluminación y la verdad.
3. Ejerce presión sobre ciertas zonas aletargadas del cerebro, activando las células cerebrales, siendo ésta la primera eta¬pa en la experiencia del aspirante. En la mayoría de los verdaderos aspirantes despierta el centro entre las cejas, mientras que el centro en la cima de la cabeza vibra muy suavemente pero no está en completo funcionamiento, de¬biendo despertarse plenamente antes de que los aspirantes estén a la altura de su máxima oportunidad.
Insistiré sobre la necesidad de que mantengan ante sí, como meta, el propósito de llegar al concepto subyacente en cualquier símbolo que estudien. Dicho concepto siempre debe ser sintético. No puede ser detallado ni fraccionado; quizás se llegue a él por el estudio de los detalles y el significado de algunas fracciones o partes del símbolo en consideración. Sin embargo, cuando han finalizado el análisis no deben sentirse satisfechos hasta haber re¬sumido el significado del símbolo en una idea, concepto, significado o nombre sintéticos
Los símbolos deben ser estudiados de tres maneras:
a. Exotéricamente. Implica el estudio de su forma, sus líneas, por lo tanto, su significado numérico y también sus formas seccionales me refiero a sus modificaciones, por ejemplo: cubos, triángulos, estrellas y su mutua interrelación.
b. Conceptualmente. Implica llegar a la idea subyacente, que puede estar expresada en su nombre, llegar a su significado, que surge en la conciencia a través de la meditación, y a su significación total o parcial. Mientras realizan esto deben recordar que la idea implica la intención abstracta o superior; que el significado es esa intención expresada en términos de la mente concreta; que su significación es más bien la cualidad emotiva y puede decirse que constituye el tipo de deseos que despierta en ustedes.
c. Esotéricamente. Implica el efecto que produce la fuerza o energía y la calidad de vibración que podría despertar en alguno de los centros, quizás en el cuerpo astral o sólo en la mente.
Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul